Una violenta represión policial se desató ayer a la mañana cuando cartoneros, estudiantes, docentes y vecinos intentaron resistir el desalojo de la Asamblea de Almagro, centro cultural y comedor comunitario de cartoneros del porteño barrio homónimo.
“Pasamos la noche en el Centro Comunitario Almagro porque ya se habían presentado para desalojar, pero sin una orden judicial”, dijo Jerónimo Altshuller, del centro. “En la madrugada agentes policiales cercaron la cuadra de Medrano al 400 y un hombre −quien se dijo dueño del local− empezó a levantar una pared en el frente del local. Todo fue orquestado por el aparente propietario y la policía”, afirmó Altshuller a La Capital. Desde la comisaría 9ª, donde anoche los miembros del centro esperaron hasta la liberación de seis detenidos, Altshuller indicó que “los acusan de usurpación y resistencia a la autoridad”.
“A las 8 presentaron la orden de un fiscal para desalojarnos y salimos pacíficamente pero los policías nos empujaron y golpearon, eso provocó la reacción ante tanta violencia”, recordó. En ese momento llegaron numerosos cartoneros y enfrentaron a la tropa policial y arrojaron piedras y palos con tra los efectivos, que repelieron la agresión disparando balas de goma y gases lacrimógenos. Cuatro periodistas y un docente resultaron con traumatismos varios y heridas de balas de goma. Además, quedaron heridos tres policías.
Los hechos se prolongaron por la resistencia de los vecinos, estudiantes y docentes miembros del centro comunitario, en donde, según contaron, comen unos 150 cartoneros por día. Pero ayer no funcionó el comedor y el frente de la Asamblea de Almagro quedó precintado. En el operativo, a cargo del titular de la comisaría 9ª, participaron unos 15 patrulleros, luego llegaron refuerzos del Cuerpo de Infantería y del equipo de Brigada de Civil.
Por otra parte, miembros del centro comunitario acusaron al gobierno porteño y al nacional por el desalojo, y lo vincularon con las denuncias realizadas desde la entidad contra los talleres clandestinos, trata de personas y el trabajo infantil.
“Injusto”. Jorge Piumato, diputado nacional y secretario de Derechos Humanos de la CGT, consideró anoche que fue “injusto” el desalojo.
El dirigente también sostuvo que “el gobierno porteño tendrá que dar un lugar para contener a los niños que asistían allí. La gente realizaba una tarea solidaria y no merece ser tratada así”.
Una tarea comunitaria y solidaria. “Hace dos semanas reabrimos el centro cultural. Es un edificio con un garage grande y dos habitaciones, trabajamos mucho para acondicionarlo”, dijo anoche Sebastián, quien colabora en talleres de ayuda escolar, teatro y murga.
“Deberemos buscar otro lugar, pero es muy difícil hallar eso en la ciudad”, explicó a La Capital el investigador y docente de Ciencias de la Educación de la UBA. El inmueble, declarado en quiebra en 1998, era un depódito de alimentos. Luego apareció como propietario Agustín Pizzano, pero hasta 2002 el sitio quedó abandonado y se transformó en un depósito de basura. Tras el asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, el 26 de junio de 2002, la asamblea del barrio ocupó el lugar. Años después fue habitado por jóvenes anarquistas. También los cartoneros que trabajan en la zona lo utilizaron porque para su olla popular. Hace semanas, al retomar vida como centro cultural, empezaron a organizar actividades sobre la salud, una biblioteca popular, talleres de tango, historia, periodismo, folklore, malabares, magia, teatro y de cuentos para niños, además de tareas de apoyo escolar para los chicos.
Diario La Capital